Comparto una Experiencia.
Hna. Macu S.
SEDEP (Secretariado de Dominicas de España y Potugal)
Está siendo todo un proceso que en un principio no alcancé a ver la verdadera dimensión de lo que comenzaba a ocurrir.
Sólo cuando llegó el estado de alarma y el confinamiento me di cuenta de que viviríamos la Cuaresma como nunca he experimentado en mis años de vida. Acepté esta situación e intenté vivir tratando de descubrir qué es lo que Dios nos quería decir porque sin duda nos estaba hablando.
En todos estos días he reflexionado mucho en lo personal, en lo comunitario y en todos los demás aspectos de a vida.
En lo personal, cuánto tiempo y energías dedicadas a cosas que no tienen importancia ni ayudan a conseguir esa plenitud personal a la que aspiro. Cosas de las que me costaría prescindir y no son necesarias. Se impone una selección para quedarme con lo esencial en mi condición de religiosa.
En lo comunitario, cada una a su estilo y manera hemos estado muy unidas, nos hemos respetado, nos hemos conocido más apoyándonos mutuamente. Hemos compartido comunitariamente lo que estábamos viviendo y cómo, creo que ha favorecido la unión entre nosotras
Me he sentido como nunca parte de la humanidad. Me ha dolido en el alma conocer los grandes dramas que tantas personas y por diversos motivos viven.
Sentir la impotencia de no poder acompañar, aliviar me ha resultado muy duro.
Pero al mismo tiempo abrigo una gran esperanza que cuando esto pase y nos serenemos, seremos distintos, mejores, comprensivos, solidarios. Tengo plena confianza que sí será.