Impacto del COVID-19 en la Comunidad de Sta. Katarina en Oslo

Sr. Mette Andrésen, OP
Comunidad de Sta Katarina en Oslo

Para ampliar mi reflexión personal sobre el impacto de Covid-19, consulté a algunas personas miembros de un grupo bíblico que yo animo.
Son mujeres adultas, casadas o viudas, y por lo tanto con una experiencia distinta a la mía. Pero todas estuvimos de acuerdo en que reunirnos en torno a la Palabra de Dios nos ayudó durante este difícil momento.
Así que tomo el punto de partida en esta experiencia común.

La mayoría de los ciudadanos respetaron las restricciones adoptadas por el gobierno noruego desde el comienzo de la pandemia y el número de contagios y muertes se mantuvo relativamente bajo. Ciertamente los más jóvenes han tenido menos paciencia, lo que ha contribuido a un aumento de los contagios durante algún tiempo, pero hasta ahora los hospitales no se han saturado.
Para las personas miembros del grupo, el tiempo de confinamiento prescrito al principio fue el más difícil, ya que no poder salir y reunirse con sus familias pesaba sobre todos. Además, las misas sólo eran accesibles en Internet. En la actualidad, se puede acomodar a un cierto número de fieles, pero es necesario registrarse con antelación para la celebración del domingo.
Por otro lado, en comunidad hemos sido privilegiadas, al poder mantener los oficios y las celebraciones eucarísticas.

Para todas nosotras, el hecho de no poder hacer planes como ir al extranjero, por ejemplo, sigue siendo una limitación porque no sabemos cuándo será posible de nuevo.  Por el momento, el gobierno aconseja no viajar que no sea estrictamente necesario. Aunque muchos de nosotros tuvimos la oportunidad de redescubrir nuestro hermoso país este verano, debo admitir que estoy sufriendo por no poder viajar a otro lugar.
El llamado a evitar el contacto cercano también es difícil para todos y especialmente para los abuelos que se ven privados de ver a sus nietos como antes.
Una misión importante para mí durante este tiempo ha sido la preocupación de contactar por teléfono o correo electrónico a personas que sabía que estaban enfermas o aisladas.

Además, nuestra prioridad era tomar en consideración a las estudiantes que vivían con nosotros, que fueron atendidas inmediatamente al menor síntoma del virus y examinadas por el personal médico después.

En conclusión, me uno al grupo al decir que el consuelo que se encuentra en la lectura común de la Biblia nos ayudó a vivir esta situación. Porque estos encuentros son un lugar para hablar de nuestros miedos, nuestras dudas, pero también de nuestra confianza en un Dios con nosotros.

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