Ucrania: Hermanas en busca de sentido, luz y Resurrección en medio de la oscuridad

Las Hermanas: Antonia Estrada Vázquez, María Jesús González y María Mayo, de la Congregación de Santo Domingo, han regresado a Kiev, Ucrania, para continuar su misión en la Casa de Niños Dim Ditey. En la última carta, comparten las luchas en la realidad de la guerra, así como los rayos de esperanza que encuentran en su vida diaria y en su servicio.

En lo exterior, la guerra sigue. Por cuánto tiempo ni lo sabemos. Las armas siguen llegando y se programa la formación para su utilización a tiempos largos, dos, tres años, por ahora. No olvidemos que las armas son un negocio y hay que deshacerse de modelos obsoletos… Los medios de comunicación nos hablan de todas esas noticias. Otras como los esfuerzos y protocolos por una paz justa, hacen su camino, pero mucho más lentamente. Los acuerdos van despacio, y las armas nucleares continúan con sus amenazas, la seguridad alimentaria sigue comprometida, el intercambio de prisioneros de guerra, se estanca y los civiles y niños retenidos a la fuerza en Rusia, allí continúan.

Nuestras noticias, siguen siendo tristes: Padres, hermanos, hijos, amigos siguen en la línea de fuego, ciudades y pueblos cambian de ejércitos una y otra vez, conquistadas o invadidas hasta ser reducidas a escombros, ataques indiscriminados a civiles siguen produciendo víctimas y huérfanos. Hay un cansancio continuado a medida que el tiempo se acumula luchando desde 2014 con las primeras invasiones, de los miedos de muchos adolescentes al cumplir los 16 años, los 18, y tener que notificarlo y estar disponibles por si se los llama a filas, de huérfanos conocidos, a los que vamos ayudado gracias a vosotras y a los trabajos de tantas personas de buena voluntad, con los que colaboramos para que en puntos estratégicos puedan para sacar niños y mamás de situaciones a veces terribles y otros perdidos en medio de los ataques.

Se celebra la vida. Eso que, ya es casi una muletilla que nuestros peques dicen al salir del refugio: Estamos vivos. Nos creen muertos, pero estamos vivos.

Muchas personas mayores que sufren en territorios ocupados, pues al no aceptar los pasaportes rusos, no son atendidas en enfermedades, o en la compra en las tiendas de lo necesario para vivir, y, hasta allí llegan otros brazos pues los nuestros no alcanzan, y las bicicletas continúan haciéndoles llegar sus medicinas y pañales… hay otras personas creativas, con iniciativas para crear encuentros, en los que compartir, cantar, recitar, bautizándolos como tiempo para nosotros, en donde las poesías y canciones creadas, son festejadas en celebraciones para todos, algunos porque han cumplido 100 años, o por otras circunstancias. Se celebra la vida. Eso que, ya es casi una muletilla que nuestros peques dicen al salir del refugio: Estamos vivos. Nos creen muertos, pero estamos vivos, aunque cada día hay entierros de jóvenes muertos en combates.

En el mes de abril la Embajada propició un encuentro muy positivo con españoles que están trabajando humanitariamente en este conflicto. Con el servicio de la Cruz roja ucraniana, colaboran 17 nacionalidades distintas de la Cruz roja, europeas; hay voluntarios españoles de los hermanos lazaristas dando cursos de emergencia para controlar hemorragias, y de otras instituciones europeas entre ellas, la ONU y la Unesco.

Ahora en Kiev en medio de tantas flores, de tanta luz, casi parece irreal pensar que estamos en guerra. Dios sigue regalándonos la lluvia y el sol, y la tierra, las flores y los frutos. Los cerezos han dado una cosecha super sabrosa, los tilos están cuajados de flores, que nos ayudarán como infusiones el invierno que viene, los campos de patatas florecen, y el trigo espiga…Sin embargo las noches de oscuridad, los cortes de luz, de internet, nos hacen saber otra cosa. Hay que prepararse para tiempos peores, acumular energía para los tiempos de frío y de oscuridad. Todos nos vamos haciendo con generadores, reservas de pellets y carburante para que el próximo invierno podamos hacer frente a lo que venga.

Desde dentro: Nuestra alma está unida a Ti, y tu derecha nos sostiene

La sabiduría de nuestra fundadora, nuestra querida madre Teresa Titos, quien vivió tiempos de revoluciones, nos ayuda. La compartimos con las personas que nos rodean, con las que vienen a nosotras, con los que hacemos camino. Calma, cada una somos necesaria en donde estamos, ahora, nos dice ella con humor, no es tiempo de morirse, sino de permanecer cada una en su trabajo. Y esto añadimos nosotras, hasta que Dios quiera. ¡Cuánto nos ayudan sus palabras en estos tiempos!¡Que necesario también hacer lo ordinario lo mejor que podemos y sabemos a tientas! Hacer el bien, ¡aunque sea para una sola persona! no es en la cantidad de cosas que hacemos, ni el número de personas que pasan o están en nuestro Centro, sino en ver la Historia de la salvación, en cada uno, en nosotras, ¡en este mundo desgarrado en dolores de parto! ¡Cuántas veces nos encontramos con una o dos chicos o chicas, cuando los bombardeos han sido más generales! otras veces según los barrios con cuatro o cinco, grupos pequeños que ayudan a compartir intimidad.

Y ese compartir de corazón a corazón, ha hecho también que este año tenga una profundidad de alma, de vida, de fe, de aprender que nuestra paz, no está en lo externo, sino en la aceptación de heridas, y sobre todo, en buscar el sentido, la luz, la Resurrección, en medio de la oscuridad, de impotencias, heridas existenciales en tantas historias, y hundir la mirada de fe, en el Hijo de Dios que nos abrió camino con su muerte, a la misma muerte, para poder ir atisbando en pequeños pasos que nuestro Dios sigue escribiendo la Pascua de Salvación de tanta muerte con nosotros y para todos nosotros .

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