Breves noticias de Pakistán
La historia de nuestra Congregación en Pakistán comenzó en 1934.
Pakistán se independizó de la India en 1947, convirtiéndose en la República Islámica de Pakistán, y nuestras hermanas llegaron allí mucho antes de ese importante cambio político.
Las hermanas eran 6 y fueron recibidas por el Padre Dominico Benedicto Cialeo, más tarde nombrado Obispo de Faisalabad, siempre cuidó mucho de nuestras hermanas. Desde el inicio de la vida de la Congregación en Pakistán, esta se ha desarrollado mucho e incluso ahora es la Provincia que tiene el mayor número de vocaciones en la Congregación.
En la actualidad hay 14 comunidades en el Pakistán; forman una Provincia con un total de 77 hermanas, todas ellas paquistaníes, ya que las últimas hermanas italianas han muerto hace algunos años. Hay 84 hermanas paquistaníes en toda la Congregación, de hecho hay hermanas en Italia, Nigeria y Francia.
Las actividades apostólicas a las que se dedican especialmente son la educación y la atención pastoral, pero también hay varias hermanas enfermeras que trabajan en la atención sanitaria.
Hay 14 escuelas en las que trabajamos, tanto de habla urdu como inglesa, con un enfoque cristiano. Sin embargo, están abiertos a estudiantes de todas las nacionalidades y religiones, sin distinción. Por lo tanto, estas escuelas no sólo son entornos culturales, sino también lugares de formación en el respeto mutuo y la hospitalidad.
Del 26 de diciembre de 2019 al 23 de enero de 2020, Sr. M. Romina Pietrangelo Asistente general y yo estuvimos en Pakistán para el Capítulo provincial, pero también para encontrarnos con las hermanas y las jóvenes en formación.
Estuvimos principalmente en la casa provincial, en Faisalabad, donde se celebró el Capítulo, pero también pasamos algunos días en la casa del Noviciado en Warispura (en las afueras de Faisalabad).
Mientras la hermana Romina estaba dando un taller de comunicación a las hermanas menores, yo debía ir a la comunidad de Quetta que no conozco, pero debido al nivel de 2 metros de nieve y a los temores relacionados con la política internacional, no pude ir.
Fue, como otras veces, una experiencia muy fuerte, de inmersión en un mundo único, donde te despiertas por la mañana con la invitación a la oración cantada por los oradores islámicos, donde las mujeres siempre llevan estrictamente el velo, donde se te saluda con el habitual «Salam» o «Salamelecco», donde nunca eres bienvenido sin que se te ofrezca un regalo según la típica amabilidad oriental, donde en la calle se ve tanta pobreza y tantas necesidades, donde se comprende que la vida no es fácil ni en el trabajo ni en las relaciones, pero donde también se comprende que allí se va adelante, siempre, con coraje y fuerza, con la determinación de vivir a pesar de todo, con la tenaz esperanza de un futuro mejor, con la convicción de los diferentes valores que cada uno cree y profesa.
Hna. M. Elvira Bonacorsi, OP
Dominicas de Santa Catalina de Siena, Italia
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