AMAZONÍA, VOCES QUE INTERPELAN

 “…aquí abajo, cerca de las raíces
es donde la memoria ningún recuerdo omite
y hay quienes se desmueren y hay quienes se desviven
y así entre todos logran lo que era un imposible
que todo el mundo sepa que el sur también existe.”

Mario Benedetti.

Hna. Zully Rojas Quispe, OP
Misionera Dominica del Rosario

Reiteradas han sido las opiniones que el Sínodo Pan amazónico ha sido un “kairos” para la Iglesia en la Amazonía. Este tiempo de gracia, búsqueda y encuentro, sigue trascendiendo las críticas que se han hecho con respecto a él; críticas que por supuesto, entendemos e interpretamos dentro de la pluralidad de voces que vivimos en la Iglesia universal y en la humanidad. La realización del Sínodo en el mes de octubre marca un antes y un después, y en este “después” nos encontramos, tiempo que se torna fundamental, por la toma de conciencia que emerge desde otras geografías, que la Amazonía se encuentra en emergencia y es urgente actuar.

Importantes y significativas voces se vienen sumando en respaldo a este acontecimiento eclesial y a la espera de la Exhortación post sinodal del Papa Francisco, para seguir por los “nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. Una de ellas es la voz de instituciones que representan a los Pueblos Originarios en América del Sur; otra es la de las diferentes religiones cristianas y le siguen, diversos colectivos con esa pluralidad de rostros de mujeres, jóvenes, ancianos.

La Iglesia a través del Sínodo, tiene “agendada pastoralmente” la Amazonía, y en ella invertirá tiempo y esfuerzo, porque la situación así lo demanda. Deseamos que también sea agenda de los Gobiernos de la cuenca amazónica y otros Estados poderosos que en nombre de un modelo de desarrollo, los está asfixiando; que escuchen: “Somos Amazonía, somos sur que existe y clama”. Voz que demanda políticas públicas de desarrollo y de crecimiento. Es la voz de nuestros hermanos y hermanas que viven en ella; es la voz de la tierra que grita ante la deforestación que viene sufriendo por actividades, en su mayoría,  ilegales y nocivas; es la voz de Dios en la vida de nuestros Pueblos Originarios, que nos pregunta “¿Dónde está tu hermano?”

La visita del Papa, enero 2018, ayudó a visibilizar esta realidad; el Sínodo, línea de continuidad en el Magisterio de Francisco que engarza con el Concilio de Vaticano II, da impulso a diversas iniciativas, que han pasado de la sensibilización al compromiso real con la Amazonía. Comparto con ustedes algunos aspectos significativos que hemos vivido durante su realización.

La participación de Líderes Indígenas

Convocado el Sínodo, nos llegaron voces que líderes indígenas iban a ser invitados. Esto iba en consonancia con el encuentro del Papa Francisco y los Pueblos Originarios durante su visita a Puerto Maldonado en enero 2018. Y así fue. Participaron 17 líderes indígenas, entre varones y mujeres, y cada una de estas intervenciones, fue expresión de libertad, realismo y del grito de la “madre tierra” que clama justicia. También fue un llamado al actuar y acompañamiento eclesial, en las periferias de la ciudad y en las Comunidades Nativas Originarias y Ribereñas. Para estos hermanos indígenas, somos “todavía creíbles y nos quieren como Iglesia aliada en la defensa de su territorio, cultura y su vida”. Fue muy bueno también escuchar su voz crítica y confrontacional, hacia algunas actitudes y situaciones que debemos cambiar en la Iglesia y en la sociedad. Los caminos de conversión recogidos en el documento final, nos deben ayudar a concretar estas demandas.

También señalar que solicitaron tener un espacio de encuentro y diálogo más tranquilo con el Papa, y éste les concedió su tiempo. En dicho espacio pudieron participar los Indígenas que se encontraban en las actividades de “Amazonía casa común”. Entre todos sumaron las voces de quienes pueblan la Amazonía y tienen esperanza de revertir las situaciones de muerte en posibilidades de vida.

La participación de las Mujeres

El Sínodo Pan Amazónico irrumpió como un soplo de la Ruah que desea  convertir y renovar la Iglesia de la región amazónica. Así también ha sido la participación de 35 Mujeres, que fuimos invitadas por Francisco a participar en el Sínodo de Obispos como expertas, consultoras y auditoras. Hemos sido 18 religiosas y 17 Laicas.

Nos hemos acompañado, solidarizado y felicitado, luego de las Intervenciones de cuatro minutos, que dispusimos cada una de las Auditoras en el aula sinodal; éstas hablaban de la vida, de las situaciones de injusticia que matan la esperanza y de las demandas necesarias para caminar haciendo sinergias con otras y otros.  Las que coincidimos en la misma casa de acogida, tuvimos la ventaja de hacer de este espacio un lugar de diálogo fecundo, intercambiando pareceres, compartiendo sueños y desafíos; pero sobre todo animándonos en la esperanza.

En esta etapa post sinodal, estamos participando activamente en las réplicas del Sínodo en diferentes espacios y países. Es motivo de alegría indicar que en la comisión post sinodal, dos Mujeres indígenas forman parte de ella; una líder de Ecuador y una hermana de Brasil.  Queremos seguir siendo portadoras del encargo que hizo el Papa el último día; de ser creativas, de comunicar lo vivido y no tener miedo. Sabernos habitadas por el Espíritu, sostiene nuestro compromiso en fidelidad al proyecto de Jesús, de vida en abundancia.

El Pacto de las Catacumbas por el cuidado de la “casa común”

Este gesto realizado en las catacumbas de Domitila, construidas a finales del siglo IV, fue otro de los momentos significativos y llenos de sentido. Estuvimos presentes como pueblo de Dios, participantes del Sínodo, autoridades eclesiales, Laicas y Laicos, Indígenas amazónicos, Vida Religiosa.

“Al despuntar el alba” del domingo 20 de octubre, nos dirigimos a este lugar, donde hacía 54 años, al culminar el Concilio Vaticano II,  se había firmado el “Pacto por una Iglesia servidora y pobre”. Ahora nos congregaba la Amazonía  y nos pusimos en camino, para  celebrar y firmar el “Pacto de las Catacumbas por la Casa Común: Por una Iglesia con rostro amazónico, pobre y servidora, profética y samaritana”, que contenía 15 compromisos.

Durante la celebración eucarística, presidida por Dom Claudio Hummes, quien vestía la estola de Dom Helder Cámara, profeta de la Iglesia Católica Brasileña, tuvimos algunos gestos que perennizarán el momento. En un paño blanco fuimos colocando nuestra huella digital, cantando a nuestra América Latina que despierta y al culminar la Eucaristía, Dom Claudio entregó la estola a Monseñor Erwin Kräutler, Obispo emérito de la Prelatura del Xingu y Coordinador de la REPAM-Brasil, quien lleva 54 años de Misionero en la Amazonía brasileña.

A continuación de este gesto, nos arremolinamos para firmar, sintiendo que hoy como ayer, el Espíritu estaba presente alentando nuestro compromiso, como lo hizo en los primeros siglos de la Iglesia Cristiana; hablando a nuestro corazón –recordari- de la Iglesia profética en la Amazonía e iluminando el horizonte vislumbrado y soñado; y es que los bosques y el día se iluminan al despuntar la aurora. 

A modo de colofón señalo, que el documento final contiene 40 veces la palabra CONVERSIÓN y casi 60 veces la palabra SINODALIDAD. Es claro el mensaje que estamos recibiendo. Los cinco capítulos han quedado referidos a la conversión integral, pastoral, cultural, ecológica y sinodal.  Tenemos que ser consecuentes y fieles a lo compartido en el Sínodo y que ha quedado, en parte, plasmado en el documento final; la exigencia de fidelidad y audacia creativa, que invitó a vivir el Papa Francisco, se hará posible desde el “caminar juntos y juntas”, pues corresponde a la condición de discípulas y discípulos del Señor, y para esto, bien sabemos que es necesario FORMARNOS EN SINODALIDAD y construirla día a día. Los pilares de nuestra espiritualidad Dominicana, son elementos a favor.

¡Gracias¡¡¡

Hna. Zully Rojas Quispe, OP

Misionera Dominica del Rosario.

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